El Banco

Tuve que ir al banco a firmar una cuenta que mi hermana abrió para poder hacer chanchullos a larga distancia. A continuación, le cuento a mi hermana la experiencia que tuve.

Hoy fui pa’l banco a firmar la vaina. Te cuento “el pollo” que se montó.
Firmé la mierda y tal todo fino. Pensé que saldría triunfando con clave en mano para que  pudieras mandarme todos tus reales y gastármelos por aquí. Entonces la jeba me pregunta que cuando vienes tu a firmar. Una vez que salgo de mi asombro, le hago saber, sin términos medios, que tu no estas en este continente y se te dificulta la cosa.

Entonces la jeba pone cara de acontecimiento como si ya fuera a cerrar la cuenta y llamar a seguridad. Total que después de mucho explicar y pa’ca y pa’lla te van a enviar la vaina por email (un scan) para que tu lo firmes, lo escanees y lo devuelvas.  Te lo querían enviar por correo normal pero les explique que eso es un lujo que tienen aquí y que no existe en el tercer mundo.

Muy bien, habiendo solucionado este tema, ahora sí que estaba contento con mi esfuerzo mañanero. Dispuesto a salir triunfando me paro y la jeba me dice que hay un problema, oh, oh. Que es que como yo soy el titular de la cuenta, para poder ver las cuentas por internet tengo que darte la clave que yo uso ahora para todas mis cuentas, entonces tu tendrás
acceso a esta cuenta y todas las demás también.

Bueno, no es que yo no confíe en ti ni nada, pero no me gustó mucho la idea de tener que repartir la única clave que tengo por todo el mundo. Así que la jeba hace uso del teléfono rojo de emergencia para llamar a algún entendido en el asunto (dígase de un huevón que sabe usar la computadora y leer lo que le ponen en la pantalla).
Después de tensos momentos (entre que la caraja pelea con el sistema automatizado de reconocimiento de voz y le explica la película la carajo ya están cerrando el banco), me dice que no se puede.
Joder!
Lo que sí se puede es sacarme otra tarjeta de estas visa electron que la vincularemos a esta cuenta solamente. Vamos, una movida tipo James Bond, y así la tarjeta tiene su propia clave que es solo para esta cuenta.

Bueno, vamos a dale. Papelito pa’qui papelito pa’lla, que si fírmame esto, que si triplicado aquí, que si “T de Timeo Danaos et Dona Ferentes” y no se qué.

Acabado todo el mamoneo, ya estoy contento y aliviado porque parece que todo va a funcionar. Me da setecientos papeles con 4 claves, que si una pa’ la tarjeta, que si otra pa’ internet, que si otra que es el numero de contrato, otra mas que es la firma electronica para cuando
hagas transferencia, un para para ir al baño y otra para salir del puto banco.

Joder, – ya estoy listo no? Cuando me vaya de aquí podré acceder a la cuenta y transferir grandes montos de dinero, no?- (pregunto yo inocentemente). “Ohhhhh, the cat’s eaten it”.
NO – dice la jeba.
Como que no?
Ya tienes todo, pero la cuenta no sirve para una puta mierda hasta que la firme tu hermana.
Shiiiiitz!



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